“En cierta manera, el amor es contradictorio con respecto a la libertad. Si amamos, dejamos de ser libres, nos volvemos dependientes de la persona que amamos” (…) “La libertad es imposible. Aspiramos a la libertad, pero no la conseguimos”.
Krzysztof Kieslowski a la revista «Positif».
¿Cuál es el motivo principal de Azul? Puede resultar muy sencillo aplicar simplemente la respuesta a la idea parcialmente comercial de su exhibición, la idea de Libertad dentro de los ideales revolucionarios de la bandera francesa. Sin embargo, esta idea es constante en toda la filmografía del cineasta polaco, y sencillamente, parece un mero punto de partida en el complicado entresijo de emociones y conceptos que surgen de un film tan denso como Azul. Quien se acerque al film buscando una idea arcaica sobre la Libertad, no encontrará respuestas, pues la multitud de conexiones implícitas y explicitas de dicha idea con toda la red de emociones expuestas en Azul, se antojan indescifrables. Posiblemente esa fuera la intención del propio Kieslowski, quién no parecía admitir intenciones metafóricas en su cine, sino más bien alegóricas o unidas a la “libre” obertura desde lo más profundo del significado de cada detalle hacia el espectador comprometido y atento; un espectador en el que Kieslowski confiaba su atención guiado por las emociones puras y sentimientos universales. Es probable que el secreto del cine de Kieslowski se base precisamente en esas conexiones universales de difícil expresión, alejado de conceptos meramente físicos. Su cine, comprende un universo mucho más abierto a los límites de la física, el tiempo y del espacio, pues los elementos que en él intervienen son continuamente repetidos temporal y espacialmente sin razón cartesiana aparente, y sin embargo, son elementos intensamente familiares al espectador.
Hablamos, pues, de un cineasta capaz de retratar en pantalla lo inexplicable, lo más profundo de las emociones humanas y de sus relaciones de causa-efecto desde lo particular a lo universal.